Como les sucede a muchas otras jovencitas, esta estudiante se muestra en principio algo reticente a la idea de fornicar. Al fin y al cabo, no es experta en la materia y tiene muchas dudas, muchas preguntas. Sin embargo, la timidez y el miedo a quedar mal la hacen callar, y poco a poco se va dejando llevar por las manos expertas de un tío que se va a poner las botas. Ella no sabe lo que se siente y parece estar avergonzada de follar, pero se va calentando y ya no quiere parar.
Tiene unas tetas y un culo para hacerles un monumento, lo que hace que esta postura sea todavía más excitante. Cuando va notando que va a llegar al orgasmo, su boca le pide al hombre que pare, pero su cabeza y su cuerpo quieren más y más. De hecho, es tan alto el grado de excitación que la muy guarra se corre dos veces.
- Compartir
-

-
