¡Pobrecito de mi primo! Ya estaba en edad de tener su primera experiencia sexual, pero sin novia y con lo tímido que es, no me quedó otra más que ofrecerme a ser su “primera vez”. Al principio se mostraba apenado y me decía “¡cómo crees!”. Total que un día le tendí un cuatro y lo acorralé en mi casa, me lo llevé a mi habitación, le quité pantalones y camiseta y le empecé a chupar su verga, que estaba “nuevecita y fresca”… El pobre no sabía luego cómo metermela, pero se lo enseñé, así como lo hice que me mamara las chichis, para que aprendiera, y luego el coño. Total que para ser su primera lección, lo hizo tan bien que ahora quiere clases todos los días.
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