Lo que nos gusta de Rayza es que complementa tanto su forma de gemir y cabalgar, como también en la fusión en su mirada de superzorra que a cualquiera colocaría bajo las cuerdas con ganas de penetrarla por toda una noche. En esta ocasión no le ha bastado una polla para poder ser feliz, pues se ha encontrado con dos y no las ha pelado, una a una se la comiendo hasta sacarle toda la leche para tragársela como sólo ella lo sabe hacer.
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