Esta morrita es una de las putas del pueblo. Viciosa con los hombres y acostumbrada a darse sus gustos, le da por meterse con el carnicero, el panadero, el de la frutería o la farmacia. Su última conquista ha sido ni más ni menos que es el padrecito nuevo de la iglesia del pueblo. Apenas tenía pocos días de haber llegado y Juanita ya le había echado el ojo. Tarde o temprano el hombre cayó ante los encantos de Juanita y desde entonces la mujer acude seguido a confesarse, sobre todo en el confesionario, donde siempre acaba haciendo su penitencia arrodillada frente al sacerdote, al cual parece le come la verga en ese momento…
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